domingo, 8 de noviembre de 2009

LLEGAMOS AL FINAL DEL RECORRIDO


Para finalizar este proyecto, queremos manifestar nuestra alegría por haber participado de este tipo de actividad, nueva para nosotros.
Estuvimos muy pendientes de todas las consignas e indicaciones enviadas por la Fundación, para poder armar nuestro blog.
También nos gustaría agradecer a la Fundación Leer, por esta iniciativa, y a Perla Suez, por participar de la misma.
Nos queda decir que trabajamos muy entusiasmados, y que estamos satisfechos de la tarea realizada.
Esperamos que los visitantes disfruten como nosotros, del recorrido del blog.
GRACIAS A TODOS!!!!!!!! 1º 1ª Y 1º 2ª.

viernes, 6 de noviembre de 2009

EL DRAGON, LA PRINCESA Y EL COCINERO

Érase una vez un joven cocinero llamado Mauro, quien conoció a una princesa llamada Albertina de la cual se enamoró. La princesa era muy simpática pero tímida, y siempre estaba sonriente.
Tuvieron su primera hija y la llamaron Julieta. Cuando cumplió 5 meses la niña, hicieron una gran fiesta de bautismo. Invitaron a todos los vecinos de Eulandia, entre ellos a su amigo el poderoso Dragón Dorado.
El dragón preocupado por que no vio a la pequeña Julieta, le pregunta a su amigo:
- ¿Dónde está la niña?-
Mauro, que no sabía donde estaba, le fue a preguntar a su esposa:
-Querida, ¿Dónde está la beba?-
- Está con mis padres, recibiendo regalos de la gente.-
Mauro, se acerca al dragón y le dice:
- Julieta está en los brazos de su abuela, recibiendo regalos de la gente.
El dragón, que no quería molestar a su familia que estaba ocupada atendiendo a los invitados, se aparta a comer algunos bocados de la mesa.
El aburrimiento de la fiesta no le dio otra opción que tomar y bailar, tomar y bailar. En un cierto punto de la fiesta, el efecto de la bebida hizo que el dragón se resbalara y cayera y todo el palacio se desató en una carcajada. Él, disgustado con la risa, hechizó a todos los invitados y los convirtió en ardillas y por ultimo, raptó a la princesa. Solamente se salvó el cocinero, porque el estaba en la cocina. Fue a servir la comida y se encontró con todos los invitados hechizados. Buscó ayuda, y encontró a un vagabundo que estaba durmiendo en la puerta del palacio.
Mauro se le acerca al vagabundo, y preocupado le pregunta:
-¿Dónde está el dragón?-
El vagabundo, como inconsciente de lo que había pasado, le dice inventando la historia:
- El dragón saltó enojado por las risas de la gente, y maldijo a todos con un hechizo, pero yo reaccioné, y luché contra él, pero me empujo contra la puerta del palacio y quedé inconsciente.-
Mauro, no sabía si confiarle al vagabundo, pero reaccionó a preguntarle:
- ¿Raptó a alguien?-
-Sí, raptó a una hermosa mujer, que gritaba tu nombre desesperada.-
Mauro, desesperado se va sin despedirse del vagabundo, tomó una espada y un escudo y corrió hacia la salida del reino que ahora estaba destrozado.
El vagabundo lo alcanza, y le brinda su apoyo en la búsqueda de la princesa Albertina y a encontrar la solución para acabar con el hechizo.
Durante el recorrido hacia las tenebrosas tierras del dragón, incesantes pruebas se presentaron para llegar hacia el palacio, el vagabundo muere en la entrada del palacio del dragón y le deja un arma poderosa que lo va a ayudar contra el dragón.
Finalmente, luego de una pelea forzada y dura, Mauro derrota al dragón, librando a la gente del palacio del hechizo. Albertina fue liberada de su jaula, volviendo con Mauro a su reino. Mauro se casó con Albertina, y la bebe Julieta creció y tuvo un hijo con su esposo.



"Y colorín colorado, este cuento se ha terminado"

jueves, 5 de noviembre de 2009

El joven cocinero vs el Dragón Dorado


Hace mucho tiempo en el maravilloso Reino de Eulandia nació la primera hija de los reyes más bondadosos del Reino, llamada Elena. Era una niña hermosa de cabellos rubios y unos luminosos ojos celestes.
Cuando cumplió 15 años sus padres le hicieron una gran fiesta de disfraces, invitaron a todos los vecinos del reino entre ellos al Dragón Dorado que pesaba 1 tonelada , y medía 4 metros de altura. Había muchos disfraces, unos eran lobos, otros era magos y muchos más.
Después de que todos bailaran el bals, el Dragón tomo unas cuantas copas, se resbaló y se cayó. Todos se reían de él. El Dragón, al escuchar las risas, se enojó, raptó a la princesa y convirtió a todos los demás en ardillas, menos al joven cocinero que era el único que estaba en la cocina. Este era flaco, alto y peludo.
El cocinero fue a buscar a un hechicero para que vuelva a la normalidad a las personas. Pasó por dificiles pruebas para encontrarlo. Una de ellas fue resolver un acertijo, cuando lo hizo se abrieron dos puertas y apareció un ogro. El joven lo golpeó y salió corriendo, al encontrar al hechicero le dijo:
-¿ Me podrías ayudar a derrotar al dragón'
Entonces el hechicero contestó.
- Te ayudaré convirtiéndote en caballero y te daré una espada de fuego.
El hechicero acompañó al caballero, hasta donde estaba el dragón, le aconsejó que esté en continuo movimiento, porque los ataques del dragón eran sorpresivos.
Cuando llegan, el dragón los sorprende con una bocanada de fuego y mata al hechicero. Al morir, el joven vuelve a ser un simple cocinero y la espada se convierte en espátula. Enfrenta al dragón y le clava la espátula en los ojos.
El dragón se quedó ciego. Luego el cocinero sacó un cuchillo y se lo clavó en el corazón del dragón. Se rompió el hechizo y todos volvieron a la normalidad.
Tres años después, se casa con la princesa y fueron felices para siempre.

martes, 3 de noviembre de 2009

El Dragón Dorado y El Joven Cocinero


Hace mucho tiempo, en un reino muy tranquilo, nació la primera hija de los reyes de Eulandia, ubicada en las afueras de un bosque.

La princesa se llamó Dana Guadalupe. Tenía el hermoso rostro de su madre, pero con los ojos celestes como el cielo de su padre.

Pasados 20 años, se festejó su veinteavo cumpleaños con una gran fiesta. Invitaron a todos los vecinos de la ciudad y entre ellos al poderoso dragón dorado.

Todos ellos estaban muy bien vestidos, galeras, trajes de gala, sombreros glamurosos y vestidos en conjunto. Pero nadie fue mejor vestido que el dragón dorado que llevaba un traje de gala verde esmeralda igual que el color de sus grandes ojos, unos zapatos perfectamente lustrados, una galera con una cinta roja en ella y un simpático bastoncito negro con detalles en blanco.

Llegó la hora del baile y pusieron un tango, el dragón oyó la música y tanto le gustó que salió a bailar con una botella de vino. Bebió tanto que se puso a bailar como un loco y tanto bailó que el vino salió de su botella y calló al suelo, se resbaló con el y fue directo al piso manchando así, todo su hermoso traje.

Todos se echaron a reír, entonces el dragón se levantó furioso raptó a la princesa, la llevó y la encerró en un alcoba del castillo. Como todos estaban muy alborotados en la sala, bajó y convirtió a todos los invitados en ardillas. Cuando todo estuvo tranquilo, el dragón subió donde estaba la princesa, si darse cuenta que un joven cocinero había quedado escondido debajo de una mesa. Cuando vio que el dragón se alejaba, corrió de inmediato a buscar ayuda para salvar a la princesa y a todos los invitados. Como estaba solo, decidió ir al bosque por ayuda del fauno Tumnus, quien era famoso por ayudar a las personas. Este le dio una flecha y un arco. Se armó de valor y fue a salvar al reino el solo.

El pobre cocinero tuvo que pasar por 3 difíciles pruebas.

Esperó a que el dragón se quedara dormido para asomarse a la ventanilla de la torre mas alta del castillo, donde se encontraba la princesa, y poderle avisar sobre el plan que tenía para salvarla.

Bajó de prisa y comenzó a acomodar su arma, pero poniendo en la punta de la flecha un veneno muy poderoso que lo derrotaría, (se lo había dado el fauno Tumnus, pero no tenía planeado de usarlo…).

Subió muy cuidadosamente hacia la habitación aprovechando que el dragón estaba dormido, protegiendo su arma con mucho cuidado.

En el momento que el cocinero logró entrar a la habitación, el dragón despertó porque el cocinero, por muy mala suerte, había abierto la única puerta del castillo que rechinaba. En ese momento, los dos comenzaron a luchar y la princesa miraba muy desesperada de su alcoba. Cuando la princesa empezó a golpear las puertas de vidrio de donde estaba, el dragón se distrajo y el joven cocinero logró clavarle la flecha. Rescató a la princesa y de pronto todos los invitados se desencantaron. Al ver que ya había conseguido su propósito, se retiró a descansar, pero cuando pasó por la sala todos los invitados lo llenaron de aplausos y de agradecimiento.

Al día siguiente lo despertó el rey diciéndole:

- Querido cocinero vengo a ofrecerle la mano de mi hija en matrimonio, ella misma me lo pidió por demostrar su enorme valentía, y aunque no seas príncipe, te mereces esto. ¿Acepta?.

- ¡¡¡Claro que acepto!!! . Vengo enamorada de su hija desde que trabajo aquí, gracias por su propuesta, ¡acepto, acepto!.

A los 6 días de preparar la boda, el cocinero y la princesa Dana Guadalupe se casaron y después de un tiempo tuvieron 3 hijos, (dos hijos y una hija), y cada noche les narraban esta historia, pero contándoles la verdadera causa de la ocurrencia del veneno en la flecha, la princesa se lo había aconsejado, el príncipe no quiso porque se vio arriesgado hacer eso, pero con un con solo un beso de la ella había bastado para convencerlo.

Cinthia Grigolón.

Victoria Goicoechea.

Mariana Sanabria.

1º 2ª E.S.B. Nº 4

Trabajo de “Practicas del lenguaje”.


viernes, 30 de octubre de 2009


El dragón y la princesa

Érase una vez en Eulandia, un bello lugar, donde todos eran buenas personas. Allí nació una princesa, llamada Jazmín que era hermosa, tenía unos ojos verdes maravillosos.
Después de 21 años...
Festejaron con una gran fiesta el cumpleaños de Jazmín. Todos estaban invitados, también el gran Dragón Dorado, que llevaba puesto una capa roja. El Dragón era grande, feo y con ojos saltones.
Jazmín lució un hermoso vestido color rosa que se lo había hecho su modista. Su madre llevaba puesto un hermoso vestido color púrpura, el que identificaba su gran personalidad. Era muy amable, respetuosa y sonriente.
El rey usaba un traje elegante el que a todos les atraía. Era simpático, bondadoso y caballero. El Dragón bebió y bailó mucho. Al estar mareado se resbaló y se cayó. Todos lo miraron y se rieron de él.
Al haberse caído, el Dragón, muy enojado, raptó a la princesa. Antes de irse, hechizó y convirtió en ardillas a todos los que se encontraban en la fiesta; el único que no fue hechizado fue el cocinero, porque al ver lo sucedido corrió a esconderse. Al no escuchar nada, el cocinero salió de su escondite y se dirigió a la parte principal del palacio, donde vio toda la gente convertida en ardillas.
Más tarde, el cocinero decidió buscar ayuda.
Encontró un hechicero:
-Necesito tu ayuda-Dijo el joven cocinero.
-¿Qué necesitas?-Respondió el hechicero.
-¡La princesa Jazmín fue raptada por el Dragón Dorado!
-¡Quédate tranquilo! te daré poderes para derrotar al Dragón.
-¿Dónde podré hallar al Dragón?-Dijo el cocinero.
-En el bosque oscuro, donde ninguna persona se atreve a entrar, ya que el que entra, no sale con vida. Pero yo confío en ti, gracias que te voy a dar tres poderes: Fuerza, visión en la oscuridad y una espada, que te servirá mucho.
El cocinero se despidió y dijo:-¡Gracias por los poderes, serán de gran ayuda!
El cocinero partió hacia el bosque. Era peligroso, aterrador y oscuro, donde se encontraban peligrosos mounstros, luchó contra ellos, en peligrosas pruebas.
Luego, consiguió su propósito: Encontrar al Dragón.
Gracias a sus poderes pudo vencerlo. Rescató a la princesa. Ella se enamoró de él y se dirigieron al palacio.
Vieron que las personas volvieron a su forma normal, por la muerte del Dragón.
Festejaron el regreso de la princesa y luego se casaron. Vivieron felices para siempre.




miércoles, 28 de octubre de 2009

El dragón dorado y el joven cocinero






Érase una vez la primera hija de los reyes, llamada Belén Jonas. Era una chica angelical; su padre Nicolás y su madre Silvina estaban muy orgullosos de tener una hija así. Su padre, era el rey de Eulándia y una persona rebelde y, eso fue lo que cautivó a su esposa Silvina, que era una chica simpática.
Los reyes, para festejar el nacimiento de la hija tan linda, invitaron a todos sus amigos y al dragón dorado, ya que consideraban que era mejor que esté en el baile, a que luego se enterara que no lo habían invitado.
La fiesta fue todo un éxito, y en ella el dragón bebió mucho. Eso no fue bueno, ya que en un momento se sintió mareado y cayó al piso. Cuando el dragón se levantó y vio que todos estaban riéndose de él, exclamó:

-¡¿Cómo se atreven a reírse de mí; los podría destruir en un segundo?!
El rey respondió: -¡Por favor dragón, no hagas algo de lo cual te arrepientas!
El dragón contestó: -¡Los que se arrepentirán serán ustedes!- En ese momento convirtió a todos los que estaban disfrutando de la fiesta, en ardillas.
El cocinero, había salido y no había sido hechizado. Cuando llegó a la fiesta y descubrió lo que había pasado, el cocinero Lucas se decidió salvar al amor de su vida, la princesa.
Fue pedir ayuda a los ogros del bosque, y así atacar al dragón.
Los ogros le dijeron que no sería posible atacar al dragón, ya que necesitarían armaduras de batalla.
En poco tiempo, se encontraban en una batalla interminable con el dragón dorado, que duró un tiempo en finalizar.
El dragón murió, y la princesa fue rescatada. Entonces el hechizo desapareció.
Los Reyes estaban agradecidos con Lucas por su valentía. Después de un tiempo, la hija de los rayes había crecido, decidió casarse con Lucas y vivieron felices para siempre.

martes, 27 de octubre de 2009

El torpe dragón y el valiente cocinero

Hace miles de años en la isla tranquila de Costa Luna, nació la primera hija de los reyes ricos, que se llamaba Marianela. Ésta era muy bella, buena y graciosa, con ojos marrones, y un pelo negro que le llegaba a la cintura.
Cuando cumplió 21 años, los reyes hicieron una fiesta en su lujoso castillo e invitaron a todos los vecinos de la región y a su poderoso dragón dorado. Era un dragón torpe y se enojaba fácilmente.
La fiesta era divertida, los trajes eran de color blanco y negro para los hombres y rojo y negro para las mujeres. Cuando estaban en la fiesta, vieron que estaba el dragón, que bebió y bailó el
bals con la reina.
Como consecuencia, se resbaló y se cayó. Todos lo miraron y no hubo ninguno que no se riera. Por eso el dragón se enojó y secuestró a la princesa. Estaba tan enojado que usó su magia y convirtió a los invitados en ardillas. El único que se salvó fue un joven, el valiente y caballeroso cocinero, que estaba cocinado.
Como éste apreciaba a la princesa buscó ayuda a los ogros, quienes le aconsejaron darle vino al dragón. Decidió rescatar a la princesa, a los que estaban hechizados y al castillo. Tuvo que atravesar difíciles pruebas, como cruzar un bosque lleno de animales peligrosos y cruzar un puente colgante, donde encontró un duende que le dijo:
- Soy el guardián del bosque. El que quiere pasar tiene que resolver el acertijo.
- Y... ¿cuál será éste?
- Tendrás que decirme... el conductor de la carreta es alemán ¿y el caballo?
- Déjame pensar...
- Tienes un minuto
- ¡Lo tengo! ¡Es griego!
- ¡Acertaste! Puedes pasar.
Y pudo pasar.
También tuvo que escalar una montaña, matar al dragón y por fin llegar al palacio.
El rey viendo su valentía, le propuso casarse con su hija. Él aceptó y vivieron felices por siempre.